Matusalén y Trump, ¿señales de alerta para sus respectivas sociedades?
Algunos predicadores incluyen en sus sermones (o al menos hasta hace unos años) que Matusalén fue una señal de alerta para las personas que vivieron antes del diluvio.
En ese tiempo, recordemos, la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal (paráfrasis Gn 6.5). “Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia…Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”, y, por tanto, le ordenó construir un arca en la pudieran salvarse él y su familia (Gn 6.7-8,14). Un trabajo de construcción que duró aproximadamente 100 años.
En este escenario se desarrollaba la vida de Matusalén, abuelo de Noé; y a quien se le reconoce como el hombre que más ha vivido sobre la tierra. Vivió 969 años, le faltaban 31 años para completar un milenio.
Otro de los detalles interesantes de la vida de este personaje histórico era el mensaje oculto contenido en su nombre, el cual, para los predicadores que hemos mencionado anteriormente, significaba: “cuando muera vendrá el fin”. Así pues, de acuerdo a estos predicadores, toda persona de ese entonces que mencionara el nombre “Matusalén”, estaba, a la vez, dando una voz de advertencia: “cuando muera vendrá el fin”. Y efectivamente su deceso fue el mismo año en que ocurrió el diluvio.
Cabe aclarar que el nombre Matusalén para la literatura especializada actual, significa “el hombre de la jabalina”. Esto, a nuestro parecer, no invalida que la vida de Matusalén, e incluso su nombre, fue una voz de alerta para aquella perversa humanidad.
Matusalén, hemos dicho, vivió 969 años; un hecho muy importante si tenemos en cuenta que en esa época predominaba el mensaje oral de persona a persona. Sus años vividos le permitieron ser un eslabón entre Adán y las generaciones siguientes; él conoció, con palabras directas de uno de sus protagonistas, todo lo concerniente a la creación realizada por Dios y a la comunión que hubo entre Dios y el hombre. Además, este personaje fue hijo de Enoc, el hombre que no vio muerte porque se lo llevó Dios. De modo que él también conoció sobre los pormenores de la vida de su padre; una vida agradable a Dios.
Con respecto al significado de su nombre, aceptado actualmente: “el hombre de la jabalina”, hagamos un breve paréntesis. Para nosotros no tiene preponderancia dicho significado el cual asociaremos seguramente a un deporte. Pero para aquella antigua sociedad este hombre llevaba un nombre digno, asociado a la caza mayor. A quien va delante; a quien, como diríamos por acá “es el dueño del balón”. Alguien que cuando muera de seguro será el fin. Y asociado también a otro asunto muy significativo, a portador, y a mensaje de vida.
Todas estas características excepcionales de Matusalén: sus años vividos, su historia, conocimiento e indudablemente su nombre, nos conducen aceptar que esta persona fue un mensaje viviente para los hombres de aquella época: “el hombre de la jabalina, el más antiquísimo, cuando muera será el fin.”
El asunto es que nuestra sociedad actual tiene muchos parecidos con la generación antediluviana.
El Señor Jesús en su mensaje prevé que los días cercanos al fin de nuestra época, serían semejantes a los días previos al diluvio. Dice en Lucas (17.26-27): “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.”
En la actualidad existe el mismo desinterés por los caminos de Dios; son millones las personas ocupadas sólo en sus propios caminos.
Hemos advertido, asimismo, que la injusticia, la violencia, etc., es mucha en la tierra; que la humanidad ha llegado casi al colmo de la maldad, que las profecías y señales se han cumplido. … Y en medio de todo esto, hemos notado también el interesante caso de un mandatario con incidencia mundial que es nombrado “trompeta”. Nos estamos refiriendo al presidente actual de Estados Unidos que tiene por apellido Trump.
Este vocablo ingles, usado como sustantivo, puede tener varios significados y uno de ellos es como trompeta.
En estos días que conocemos como días cercanos al fin. Hay un hombre que, en sentido alegórico, se pasea por el mundo en calidad de trompeta o dando sonido de alerta. Decimos entonces, que el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén es sonido de trompeta. Que inclusive el nombrado caso de inmoralidad en el cual se vio involucrado este presidente es sonido de trompeta, porque este junto con los otros muchos casos de corrupción en el mundo provenientes de altos dignatarios, jueces y legislativos, creemos, hacen parte del tema: los fundamentos siendo estremecidos.
Así, pues, entre nosotros, adicional a las profecías, señales, y truenos, hay un sonido literal de trompeta. Proveniente, no de un hombre pasivo, sino de uno con deseos de cambio, altercado en sus decisiones sean estas acertadas o desacertadas. Unas decisiones y acciones, repetimos, que sugieren cambio. Es él, sin quererlo, como quien anuncia el cambio que se acerca.
En verdad hay reflexiones que no pueden sustentarse escrituralmente. No es posible decir que la Biblia nos hable de Matusalén o de Trump como señales de alerta para sus respectivas sociedades.
Pero sí es bíblico, la similitud entre los días previos al diluvio y estos días que, creemos, son cercanos al fin. …Y en medio de todas estas similitudes es interesante notar la coincidencia de estos dos personajes.
Nota: no queremos decir que cuando muera el presidente será el fin.
Nota: no queremos decir que cuando muera el presidente será el fin.
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