El tabernáculo y en especial la temática de la materia prima, nos revela la esencia de Cristo.
A continuación un fragmento del libro "El tabernáculo, en su significación con Cristo" por © Samuel Benedetti. Todos los derechos reservados.
La materia prima, por definición, es la realidad primaria de la que están hechas las cosas.
La ofrenda solicitada al pueblo de Israel se constituye en el elemento fundamental de la construcción del tabernáculo. Los versículos de Éxodo (35.4-9) la describen así: "oro, plata, bronce, azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático..."
El detalle de la ofrenda, para el tema en estudio que es la obra del santuario con su mobiliario, apunta hacia la siguiente división:
El detalle de la ofrenda, para el tema en estudio que es la obra del santuario con su mobiliario, apunta hacia la siguiente división:
Materiales (4): oro, plata, bronce y madera de acacia.
Colores (4): Azul, púrpura, carmesí y blanco. (El color blanco no es mencionado específicamente en la ofrenda; en la ofrenda dice "lino fino", el cual se asocia a una tela de máxima cantidad de hilos en su fabricación y de color blanco).
Cortinas y pieles (4): Lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo y pieles de tejones.
La "materia prima", enseguida asociaremos su anotación general con Cristo.
La descripción de la vida y obra del Señor la hacen cuatro evangelistas, ellos son: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los cuales hacen su relato apreciándolo desde cuatro puntos de vistas diferentes, que corresponden en su orden a rey, siervo, humano y divino; en conformidad a las profecías que anunciaban al Mesías: "he aquí tu rey" (Zac 9.9); "he aquí mi siervo" (Is 42.1); "he aquí el varón" (Zac 6.12); "ved aquí al Dios vuestro" (Is 40.9). Con relación a esto coinciden los interpretes bíblicos en asignarle a los testimonios de los cuatro evangelistas la apariencia de los cuatro seres vivientes mencionados en Apocalipsis, los cuales en su orden son: el primero semejante a León (Rey); el segundo a becerro (Siervo); el tercero con rostro como de hombre (Varón); y el cuarto semejante a un águila volando (Dios).
La descripción de los evangelistas y las escritas en el Apocalipsis, muestran las cuatro facetas cumplidas por el Señor, de acuerdo a lo que él era en esencia. Porque del mismo modo como la materia prima, en el tabernáculo, se constituyen en su principio esencial. En el Señor los temas abordados por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, se constituyen en el principio esencial de su ser. El señor en esencia es Rey y Siervo, Varón y Dios; teniendo en consideración que "Rey" y "Siervo", son designaciones propias de los individuos; y que "Dios" y "hombre", intervienen directamente en la conformación de su ser (se amplia al final de este capítulo).
REY
EL Señor por nacimiento es Rey de Israel, porque según la carne nació dentro del linaje real. En el cumplimiento del tiempo el Rey vino a lo suyo y fue muerto sin aparentemente haber conseguido algo de lo anunciado por los profetas para su pueblo... pero fue todo lo contrario, porque con su muerte consiguió de manera eterna todas las glorias anunciadas para Israel, y además extendió su reino a los que no tenían parte ni ciudadanía con él. Es un reino para ser recibido en estos momentos de forma espiritual, pero en un futuro será establecido de manera natural sobre toda la tierra, para entonces no tener fin de días.
El metal que en el tabernáculo representa al rey es la plata, como símbolo de la paz del reino de Cristo.
El color representando al Rey es el púrpura, como símbolo de su linaje real. Un color púrpura se consigue naturalmente de la mezcla de azul y carmesí. En Cristo, es una unión entre el color asignado a Dios (azul) y el color asignado al hombre (carmesí). Su distinción de Rey, se entiende, como una unidad conseguida de la mezcla entre lo divino y lo humano; entre el Rey del universo y el Rey por linaje real de la casa de David. Este tema nos habla del señorío de Jesús, de Cristo como Señor, amo y dueño supremo; asimismo, de Cristo como máximo legislador y salvador.
Cortinas y pieles. Representando al Rey se hallan las pieles de tejones. Esta cubierta de pieles estaba ubicada en la parte más externa de la edificación y por tanto es, de entre las cuatro, la más dura y resistente; y se trata de una piel proveniente de un animal no usado en los sacrificios. En el Señor, su "cubierta" de rey fue la más visible, pero no le estimaron porque su presencia fue percibida común y sin atractivo. Sin embargo, su vestido de rey, fue como una cubierta exterior muy resistente, y esto se aprecia en su firme determinación de realizar la obra de la reconciliación, la cual no fue cambiada por el insulto, ni por el escarnio, o el menosprecio; y aunque enfrentó con altura el juicio injusto, y no escondió el rostro al esputo y al que le arrancaba (mesaba) la barba, no salió como rey a defenderse para darse su lugar, sino que permaneció mudo en muestra también de un vestido de siervo.
El metal que en el tabernáculo representa al rey es la plata, como símbolo de la paz del reino de Cristo.
El color representando al Rey es el púrpura, como símbolo de su linaje real. Un color púrpura se consigue naturalmente de la mezcla de azul y carmesí. En Cristo, es una unión entre el color asignado a Dios (azul) y el color asignado al hombre (carmesí). Su distinción de Rey, se entiende, como una unidad conseguida de la mezcla entre lo divino y lo humano; entre el Rey del universo y el Rey por linaje real de la casa de David. Este tema nos habla del señorío de Jesús, de Cristo como Señor, amo y dueño supremo; asimismo, de Cristo como máximo legislador y salvador.
Cortinas y pieles. Representando al Rey se hallan las pieles de tejones. Esta cubierta de pieles estaba ubicada en la parte más externa de la edificación y por tanto es, de entre las cuatro, la más dura y resistente; y se trata de una piel proveniente de un animal no usado en los sacrificios. En el Señor, su "cubierta" de rey fue la más visible, pero no le estimaron porque su presencia fue percibida común y sin atractivo. Sin embargo, su vestido de rey, fue como una cubierta exterior muy resistente, y esto se aprecia en su firme determinación de realizar la obra de la reconciliación, la cual no fue cambiada por el insulto, ni por el escarnio, o el menosprecio; y aunque enfrentó con altura el juicio injusto, y no escondió el rostro al esputo y al que le arrancaba (mesaba) la barba, no salió como rey a defenderse para darse su lugar, sino que permaneció mudo en muestra también de un vestido de siervo.
SIERVO
El Señor por nacimiento es Siervo. Su semejanza con el hombre no sólo fue en el aspecto terrenal y físico, sino que al haberse hecho semejante a los hombres adquirió por consiguiente el mismo nivel jerárquico. La actitud del Señor así como su servicio a los semejantes, es consecuente de ese pleno reconocimiento de la posición del hombre delante de Dios.
El metal que en el tabernáculo representa al Siervo es el bronce, como símbolo de justicia o el caminar justo del siervo (Ap 1.15; 2.23: "y sus pies semejantes al bronce bruñido...y os daré a cada uno según vuestras obras.").
Cortinas y pieles. La cubierta que representa al Siervo, son las cortinas hechos de pelo de cabra (un ejemplo de vestido de pelo lo tenemos con Juan el bautista; en este caso pelo de camello, y nos indica a una persona despojada de los bienes materiales; otro ejemplo es el vestido de pelo de cabra usado por las personas de luto). La cortina de pelo de cabra se asocia a Cristo como siervo, porque representa el humillarse a sí mismo o la humildad de quien lo viste; en esencia significa como si cristo hubiese vivido literalmente vestido de pelo de cabra. Le observamos vestido de siervo en su andar, también en su actitud de temor reverente, en su obediencia mostrada en sujeción, en su cercanía a las personas menos favorecidas, o atendiendo incluso en las horas de la noche al que le necesitaba.
El Señor, en lo que implica a su nacimiento fue hecho semejante al hombre. Dice en la carta a los hebreos (2.14): "...por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo..."
El metal asociado a la humanidad es la madera de acacia que representa la carne, la cual se manifiesta como componente físico (p.ej. labios) y en su acción inmaterial (p.ej. palabras) en el ser de Cristo. La madera tiene gran presencia en el tabernáculo, pero siempre se encuentra cubierta de algún metal. En las partes más íntimas había madera cubierta de oro, que era la divinidad por encima de las obras o acciones de la carne; y en las partes más externas había madera cubierta de plata o bronce, que era la paz y la justicia por encima de las tendencias de la carne.
El color asociado al hombre es el carmesí, simbolizando a la sangre.
Cortinas y pieles. La piel representando al Varón, son las pieles de carnero teñidas de rojo que simbolizan a una piel de hombre manchada de sangre. Al Señor le vemos en su humanidad cuando pidió agua, o cuando cansado del camino se sentó, o en la angustia de su oración en Getsemaní momentos previos a ser entregado en manos de pecadores. Se le ve en su humanidad cuando sintió hambre.
El Señor Jesús es Dios desde antes de su nacimiento como varón en Belén. El evangelista Juan, en desarrollo de su ministerio comienza el relato de la vida de Cristo, desde el principio, antes de todas las cosas, y nos dice (1.1): "en el principio era el el Verbo y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". El autor en este pasaje, primero, nos enseña a Cristo de manera individual, y nos dice que él es Dios: "en el principio era el el Verbo...y el Verbo era Dios"; en segundo lugar, nos lo presenta en su inserción en el contexto de la creación, y nos dice que en esa posición él está junto a Dios: "el Verbo era con Dios". Son dos puntos de vista complementarios y muy necesarios para la comprensión de quién es el Señor Jesús y de cómo fue realizada su obra.
De acuerdo a este preámbulo de Juan en su libro, debe ser importante para nosotros saber que el Verbo "era Dios", pero también de mucha importancia es considerarlo "con Dios"; para cuando observemos a Cristo en su condición de humanidad delante de Dios (todo hombre está delante de Dios), no olvidemos que él es Dios.
El metal precioso por excelencia del tabernáculo es el oro; representa la parte espiritual o divina del ser de Cristo.
El Color simbolizando la divinidad es el azul, y representa su condición espiritual. El azul nos sugiere infinitud y es la distinción de cristo entre los otros hombres.
Cortinas y pieles. La tela representando a Dios, son las cortinas hechas de lino torcido, con azul, purpura, carmesí, y adornada con querubines. Esta tela es proveniente de fibra vegetal, y no de animal; es de apreciación costosa y representa la divinidad. Al Señor se le ve en su condición divina, cuando la mujer supo que al tocarle sería sana, o cuando aquella otra mujer llorando a sus pies fue perdonada de sus pecados, o cuando le adoró el que había sido ciego. Se le ve en su divinidad cuando dijo "yo soy el pan de vida".
Es importante tener presente que "Rey" y "Siervo" son designaciones propias de los individuos, o distintivos que recaen sobre la persona. Cristo, es decir la persona, ha recibido por linaje real el título de Rey, y ha adquirido inherente a su condición de hombre, la posición de Siervo.
...Pero los otros dos aspectos, los de "Dios" y "hombre", intervienen directamente en la conformación de su ser. Lo anterior está de acuerdo con la enseñanza del tabernáculo, en donde la plata (Rey) y el bronce (Siervo) participaban como componentes primarios en la construcción, pero no de forma fundamental; los materiales determinantes en el tabernáculo eran el oro (Dios) y la madera (hombre).
En Cristo, había un componente que mostraba su condición de Rey, y había un componente que evidenciaba su condición de Siervo. Pero en cuanto a la conformación de su ser, había un componente divino y había un componente humano, y si faltaba alguno de los dos dejaba de ser persona. En el tabernáculo no debía o no podía faltar el oro o la madera; para ser el tabernáculo tal como es mostrado debían estar presentes estos dos materiales.
En el ser de Cristo no podía faltar el aspecto material (humano) o el aspecto espiritual (divino). Por lo tanto, no consideramos ajustada con las Escrituras la opinión de algunos estudiosos de la Palabra de Dios al presentar a la persona de Cristo como "verdadero Dios y verdadero hombre", porque esta afirmación plantea una disyuntiva: o es verdadero Dios o es verdadero hombre, no pueden ser las dos cosas a la vez. Porque si de su ser sacamos a Dios, que es su área espiritual, para hacerle sólo hombre, dejaría precisamente de ser verdadero hombre. Lo mismo sucedería si de su ser sacamos la parte material para hacerle sólo Dios, en este caso dejaría de ser persona. En pocas palabras, la persona de Cristo no era verdadero Dios y verdadero hombre, ni tampoco Dios y hombre, Cristo es un hombre, un hombre que es Dios, más exactamente la presencia de Dios.
Siendo Cristo un hombre, es más apropiado desde el punto de vista del tabernáculo, plantear el componente humano y el componente divino en la formación de su ser; en la conformación de un ser humano. Y es acorde con otros pasajes de la escritura presentar a Cristo como un hombre que es Dios, o, como hemos dicho, más exactamente: la presencia de Dios o la manifestación de Dios.
El metal que en el tabernáculo representa al Siervo es el bronce, como símbolo de justicia o el caminar justo del siervo (Ap 1.15; 2.23: "y sus pies semejantes al bronce bruñido...y os daré a cada uno según vuestras obras.").
El color representando al servidor es el blanco, que simboliza en esencia la justicia manifiesta de Cristo (Ap 9.14; 9.18: "y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio...porque el lino fino es las acciones justas de los santos...").
Cortinas y pieles. La cubierta que representa al Siervo, son las cortinas hechos de pelo de cabra (un ejemplo de vestido de pelo lo tenemos con Juan el bautista; en este caso pelo de camello, y nos indica a una persona despojada de los bienes materiales; otro ejemplo es el vestido de pelo de cabra usado por las personas de luto). La cortina de pelo de cabra se asocia a Cristo como siervo, porque representa el humillarse a sí mismo o la humildad de quien lo viste; en esencia significa como si cristo hubiese vivido literalmente vestido de pelo de cabra. Le observamos vestido de siervo en su andar, también en su actitud de temor reverente, en su obediencia mostrada en sujeción, en su cercanía a las personas menos favorecidas, o atendiendo incluso en las horas de la noche al que le necesitaba.
VARÓN
El Señor, en lo que implica a su nacimiento fue hecho semejante al hombre. Dice en la carta a los hebreos (2.14): "...por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo..."
El metal asociado a la humanidad es la madera de acacia que representa la carne, la cual se manifiesta como componente físico (p.ej. labios) y en su acción inmaterial (p.ej. palabras) en el ser de Cristo. La madera tiene gran presencia en el tabernáculo, pero siempre se encuentra cubierta de algún metal. En las partes más íntimas había madera cubierta de oro, que era la divinidad por encima de las obras o acciones de la carne; y en las partes más externas había madera cubierta de plata o bronce, que era la paz y la justicia por encima de las tendencias de la carne.
El color asociado al hombre es el carmesí, simbolizando a la sangre.
Cortinas y pieles. La piel representando al Varón, son las pieles de carnero teñidas de rojo que simbolizan a una piel de hombre manchada de sangre. Al Señor le vemos en su humanidad cuando pidió agua, o cuando cansado del camino se sentó, o en la angustia de su oración en Getsemaní momentos previos a ser entregado en manos de pecadores. Se le ve en su humanidad cuando sintió hambre.
DIOS
El Señor Jesús es Dios desde antes de su nacimiento como varón en Belén. El evangelista Juan, en desarrollo de su ministerio comienza el relato de la vida de Cristo, desde el principio, antes de todas las cosas, y nos dice (1.1): "en el principio era el el Verbo y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". El autor en este pasaje, primero, nos enseña a Cristo de manera individual, y nos dice que él es Dios: "en el principio era el el Verbo...y el Verbo era Dios"; en segundo lugar, nos lo presenta en su inserción en el contexto de la creación, y nos dice que en esa posición él está junto a Dios: "el Verbo era con Dios". Son dos puntos de vista complementarios y muy necesarios para la comprensión de quién es el Señor Jesús y de cómo fue realizada su obra.
De acuerdo a este preámbulo de Juan en su libro, debe ser importante para nosotros saber que el Verbo "era Dios", pero también de mucha importancia es considerarlo "con Dios"; para cuando observemos a Cristo en su condición de humanidad delante de Dios (todo hombre está delante de Dios), no olvidemos que él es Dios.
El metal precioso por excelencia del tabernáculo es el oro; representa la parte espiritual o divina del ser de Cristo.
El Color simbolizando la divinidad es el azul, y representa su condición espiritual. El azul nos sugiere infinitud y es la distinción de cristo entre los otros hombres.
Cortinas y pieles. La tela representando a Dios, son las cortinas hechas de lino torcido, con azul, purpura, carmesí, y adornada con querubines. Esta tela es proveniente de fibra vegetal, y no de animal; es de apreciación costosa y representa la divinidad. Al Señor se le ve en su condición divina, cuando la mujer supo que al tocarle sería sana, o cuando aquella otra mujer llorando a sus pies fue perdonada de sus pecados, o cuando le adoró el que había sido ciego. Se le ve en su divinidad cuando dijo "yo soy el pan de vida".
LA CONJUGACIÓN DE LO DIVINO Y HUMANO
Es importante tener presente que "Rey" y "Siervo" son designaciones propias de los individuos, o distintivos que recaen sobre la persona. Cristo, es decir la persona, ha recibido por linaje real el título de Rey, y ha adquirido inherente a su condición de hombre, la posición de Siervo.
...Pero los otros dos aspectos, los de "Dios" y "hombre", intervienen directamente en la conformación de su ser. Lo anterior está de acuerdo con la enseñanza del tabernáculo, en donde la plata (Rey) y el bronce (Siervo) participaban como componentes primarios en la construcción, pero no de forma fundamental; los materiales determinantes en el tabernáculo eran el oro (Dios) y la madera (hombre).
En Cristo, había un componente que mostraba su condición de Rey, y había un componente que evidenciaba su condición de Siervo. Pero en cuanto a la conformación de su ser, había un componente divino y había un componente humano, y si faltaba alguno de los dos dejaba de ser persona. En el tabernáculo no debía o no podía faltar el oro o la madera; para ser el tabernáculo tal como es mostrado debían estar presentes estos dos materiales.
En el ser de Cristo no podía faltar el aspecto material (humano) o el aspecto espiritual (divino). Por lo tanto, no consideramos ajustada con las Escrituras la opinión de algunos estudiosos de la Palabra de Dios al presentar a la persona de Cristo como "verdadero Dios y verdadero hombre", porque esta afirmación plantea una disyuntiva: o es verdadero Dios o es verdadero hombre, no pueden ser las dos cosas a la vez. Porque si de su ser sacamos a Dios, que es su área espiritual, para hacerle sólo hombre, dejaría precisamente de ser verdadero hombre. Lo mismo sucedería si de su ser sacamos la parte material para hacerle sólo Dios, en este caso dejaría de ser persona. En pocas palabras, la persona de Cristo no era verdadero Dios y verdadero hombre, ni tampoco Dios y hombre, Cristo es un hombre, un hombre que es Dios, más exactamente la presencia de Dios.
Siendo Cristo un hombre, es más apropiado desde el punto de vista del tabernáculo, plantear el componente humano y el componente divino en la formación de su ser; en la conformación de un ser humano. Y es acorde con otros pasajes de la escritura presentar a Cristo como un hombre que es Dios, o, como hemos dicho, más exactamente: la presencia de Dios o la manifestación de Dios.
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